Comentario
Al brillo de la dinastía Tang le sucedió la desintegración del imperio, esta vez por un breve período de tiempo, apenas setenta años. Las Cinco Dinastías (Wu Dai) y los Diez Estados (Shi Guo), hacen referencia a los reinos formados tanto en el norte, Wu Dai, como en el sur, Shi Guo. La historiografía china ignora el sur, denominando este período sólo por las casas reinantes del norte: Liang, Tang, Jin, Han y Zhou, que conforman las Cinco Dinastías. Precisamente fue a partir de la caída de la dinastía Tang cuando se inició un movimiento basculante, en el que el sur va a sustituir al norte desde un punto de vista no sólo económico sino también político y artístico. El norte, eternamente amenazado por las invasiones, empujó a sus habitantes al sur del Yangzi, donde se sentían protegidos de los bárbaros y donde pudieron desarrollarse económicamente a través de la agricultura o el comercio.
Entre los pueblos invasores los kitanes impusieron su impronta sobre el resto con la instauración de la dinastía Liao (907-1125). Geográficamente se extendieron desde la actual Manchuria a la provincia de Hebei, conquistando la ciudad de Yu (hoy, Beijing); su poder fue tan grande que les permitió exigir un tributo a la dinastía Jin (936-943) y continuar sus conquistas hacia el sur. Su fama se extendió por toda Asia, de tal manera que su territorio fue conocido como Katay, tal y como el viajero veneciano Marco Polo nos narra en su libro de viajes. Junto a los kitanes, con una menor fuerza y presencia, se estableció un pueblo procedente del Tíbet: los Shato, que por medio de su poderío militar impusieron sus formas de gobierno y costumbres a los Han, residiendo su valor en su poderío militar, en vez de en la razón y la fuerza de su cultura. Mientras en el norte se fueron creando estructuras políticas más o menos sólidas que dejaban entrever la posibilidad de una reunificación, los Diez Estados del Sur (Shi Guo) se debilitaron en pequeñas guerras de conquista, lo que facilitó la invasión de los reinos del norte.
En el año 960, Chao Kuangyin (Emperador Daizu, 960-976), inició el proceso de unificación del país, inaugurando una nueva dinastía, la Song, que a su vez y por razones de política exterior tuvo dos capitales. La primera de ellas fue Pian (hoy Kaifeng) en la provincia de Henan, donde la dinastía Song del Norte reinó del 960 a 1127. El avance de los kitanes y mongoles hacia el sur aconsejó trasladar la capital a Linan (hoy Hangzhou) en la provincia de Zhejiang, iniciándose un segundo período denominado Song del Sur (1127-1279), que finalizó con la victoria militar de los mongoles y el inicio de la dinastía Yuang.
Las dinastías Song del Norte y Song del Sur marcaron el paso de la edad antigua a la edad moderna, poniendo fin a la época clasicista del arte y el pensamiento chinos. Cuatro siglos contemplaron el genio creador, tanto en su forma filosófica como tecnológica y artística, especialmente en el ejercicio crítico de apreciación y disfrute de los objetos materiales al servicio de una vida de ocio y placer. El renacimiento intelectual y artístico Song fue posible gracias al desarrollo del comercio interior y exterior, así como a medidas políticas encauzadas hacia la coexistencia con los pueblos del norte mediante el pago de tributos. Wang An-Shih (102-1086), ministro del emperador Shenzhong (1068-1085) fue el artífice de estas reformas con el "Memorándum de las diez mil palabras" o articulación del cambio social adecuado a los nuevos tiempos.
La ausencia de movilidad social debida al asentamiento de una clase ilustrada (shih) sobre el rígido sistema de exámenes fue una de las causas por las que las innovaciones tecnológicas y económicas no constituyeron el motor del cambio social tal y como sucedió en Europa. Wang An-Shih, con sus reformas, intentó dotar a la clase mercantil (shang) de suficiente poder para contrarrestar el inmovilismo de los shih. Introdujo en las materias de examen al Estado el conocimiento técnico y científico, ignorados hasta esa fecha. Favoreció el desarrollo del papel moneda y las letras de cambio, medidas encaminadas a agilizar el comercio entre las diferentes regiones, así como proteger a los pequeños propietarios y campesinos equilibrando la presión fiscal. El sistema de graneros, como despensa del Estado, el desarrollo de las comunicaciones interiores y la navegación costera favorecieron el desarrollo económico, pero no fueron eficaces para frenar el avance militar de los pueblos del norte.
En el año 1127, tras capturar al emperador Huizong y a la emperatriz regente, la corte huyó a Nanjing y de ahí a Hangzhou, donde se estableció provisionalmente. Hangzhou se convirtió con la dinastía Song en la ciudad más rica y poblada del mundo, con un modo de vida absolutamente diferente al del norte, marcado por el desarrollo de la economía monetaria, el comercio exterior del té y la porcelana, así como por la especialización regional.